viernes, 13 de enero de 2006

Un hermanastro

Según me han contado en casa, el miércoles estuve a punto de tener compañía canina. Un perro, para ser exactos, cazador, blanco con manchas marrones y con la cola recortada. Por lo visto cuando lo fue a buscar al pueblo donde lo encontró y le abrió la puerta del maletero del coche el perro se fue siguiendo el rastro de un bocadillo que se estaba comiendo una niña. Para mí mejor, para él posiblemente peor, pero así es la vida.
A mí también me abrieron un maletero de un coche, y yo decidí subir a él. Gracias a eso puedo llevar esta vida que llevo y que me encanta.

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