viernes, 24 de marzo de 2006

7 veces más fuertes que tú





Hoy he descubierto la que es para mí señal inequívoca de la llegada del buen tiempo. No me refiero a los floridos árboles, ni a la hierba que crece en el campo, ni tampoco a los niños que inundan los parques y, dicho sea de paso, no me dejan correr a mis anchas, no, me refiero a los hormigueros.

Esta mañana, durante mi paseo matutino por la rambla de mi barrio me he encontrado con las primeras hormigas de la primavera. Como siempre voy con el morro pegado al suelo (sobretodo ahora, que los mismos niños que juegan en el parque, me dejan a veces unos regalitos en forma de loncha de chorizo o de queso, rebanada de pan con tomate o con nocilla) me las he encontrado de repente. En medio de la rambla han encontrado su salida, ese hormiguero inconfundible, ese agujero rodeado de tierra, como el cráter de un volcán que escupe hormigas en lugar de lava. Sólo había 3 ó 4 de ellas. Imagino que serían la avanzadilla, las encargadas de comprovar que todo sigue en su lugar.

Y yo me pregunto: cómo debe ser estar encerrado durante un invierno y salir de repente, en primavera? por qué salen en este preciso lugar? acaso es el mismo agujero que el del año pasado? y la más importante de las preguntas: cómo saben que ya ha llegado la primavera y con ella el buen tiempo?

Demasiadas preguntas para mí hoy. Me voy a descansar un poco. Seguiré investigando mañana.

viernes, 17 de marzo de 2006

Curro y yo

Curro es un perrito que vivió con nosotros un fin de semana. Nos lo encontramos en la escalera de casa en septiembre de 2004. Estaba muerto de miedo, de sed, de hambre, falto de cariño... En cuanto entró en casa se sintió cómodo. Tan cómodo que se quería hacer dueño de mi cesto, de mi pelota, de mi terraza... Lástima que no nos lo pudimos quedar (tenía pinta de convertirse en un perro el doble de mi tamaño) pero fue muy divertido pasar ese fin de semana juntos. Curro, a veces te echo de menos!! ¿Qué debes estar haciendo ahora?

lunes, 13 de marzo de 2006

Me estoy dejando mucho. A ver si me recompongo y me doy a la escritura, que últimamente me he abandonado.
Este fín de semana ha sido movido. El sábado estuve en casa de Conxita y Joan Carles. Me lo pasé genial, comiendo comida de humanos y durmiendo en el sofá, que es lo que más me gusta, sin nadie que me moleste. Recibiendo montones de mimos.
El domingo me llevaron a Cambrils, que es donde la madre de la dueña de la casa donde vivo tiene un apartamento. Allí me encontré con mis dos primos, Roko y Pitufo. Qué escándalo! Roko no me deja ni un momento en paz. Es un mestizo joven, grande y con ganas de juerga y yo, la verdad, ya no estoy para tanto trote. Pitufo es un año mayor que yo y se ha quedado ciego, así que ladra casi a todas horas.
La tranquilidad del sábado se rompió el domingo.
La vida está llena de contrastes.