Hoy he descubierto la que es para mí señal inequívoca de la llegada del buen tiempo. No me refiero a los floridos árboles, ni a la hierba que crece en el campo, ni tampoco a los niños que inundan los parques y, dicho sea de paso, no me dejan correr a mis anchas, no, me refiero a los hormigueros.
Esta mañana, durante mi paseo matutino por la rambla de mi barrio me he encontrado con las primeras hormigas de la primavera. Como siempre voy con el morro pegado al suelo (sobretodo ahora, que los mismos niños que juegan en el parque, me dejan a veces unos regalitos en forma de loncha de chorizo o de queso, rebanada de pan con tomate o con nocilla) me las he encontrado de repente. En medio de la rambla han encontrado su salida, ese hormiguero inconfundible, ese agujero rodeado de tierra, como el cráter de un volcán que escupe hormigas en lugar de lava. Sólo había 3 ó 4 de ellas. Imagino que serían la avanzadilla, las encargadas de comprovar que todo sigue en su lugar.
Y yo me pregunto: cómo debe ser estar encerrado durante un invierno y salir de repente, en primavera? por qué salen en este preciso lugar? acaso es el mismo agujero que el del año pasado? y la más importante de las preguntas: cómo saben que ya ha llegado la primavera y con ella el buen tiempo?
Demasiadas preguntas para mí hoy. Me voy a descansar un poco. Seguiré investigando mañana.