domingo, 2 de abril de 2006

Cuando las hormonas te pueden jugar una mala pasada

Aqui estamos Roko y yo descansando de las correrías. Esta mañana hemos estado en el campo, hemos ido a La Mitjana, un parque natural dividido por el rio Segre. La mirada de Roko se dirige a otro macho de raza canina que también iba paseando suelto por uno de los caminos. Justo después, Roko ha salido corriendo a olerle el culo, cosa que le ha molestado enormemente y que le ha demostrado a Roko revolcándolo por el suelo. De nada ha servido los gritos de su familia humana llamándolo. Por fortuna el revolcón ha sido breve y los acompañantes humanos del otro can lo han atado rápidamente. Yo sólo me he acercado cuando Roko volvía con el rabo entre las patas hacia nosotros. Entonces, y sólo entonces, he lanzado unos cuantos ladridos al aire advirtiéndole del peligro que supone su atrevimiento. Los años son los años y una ya está curtida en estas lides. La calle es muy dura, y cuando vienes de ella, ya sabes lo que te conviene. Pero claro, Roko todavía tiene verbena para rato y yo ya estoy en los pasodobles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Samy,

¿Qué tal estás?

He llegado hasta aquí olisqueando tu rastro para verte la cara ya que creo que esta semana nos sentaremos a la misma mesa compartiendo ricos sugus tú y yo con otros/as tantos/as. Eso sí, prometo no incordiar cuando corras a echarte la siesta en el sofá ;-)

Tengo muchas ganas de platicar contigo sobre la inteligencia estacional de las hormigas.

Da, por favor, recuerdos a Roko.

Hasta pronto.