sábado, 14 de octubre de 2006

Cuando llueve me mojo como los demás!



Me encanta el agua. De verdad, disfruto tirándome al mar, al río, a cualquier charco, tanto si puedo demostrar mis dotes nadadoras como si sólo puedo chapotear y pringarme de barro hasta los sobacos. Cuando vamos a la playa estoy deseando que me dejen suelta para ir corriendo por la arena y lanzarme al agua a nadar. Incluso me he metido en el río Segre para ir dejando luego el rastro oloroso de pez putrefacto de sus aguas.
Pero me he dado cuenta que, de un tiempo a esta parte, soporto peor el agua de la lluvia. Me molesta mojarme los lomos y el morro y no me gusta nada pasar por la tierra mojada, no te digo ya de los charcos!
Además de todo esto, cuando llego a casa después del paseo toca secarme con las toallas y, si es necesario, con el secador. Primero las patas, las delanteras, las traseras, ahora el lomo, que si el morrito, las orejas...... un rollo! Sólo lo aguanto porque después siempre me dan la golosina.
Para muestra un botón de la cara que se me pone.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Wof, wof! Será que nos estamos haciendo mayores. A mí, cada día, me hacen gracia menos cosas. Hace tiempo que no te veo, y me encantaría olerte el culo. ¿Cuando nos vemos?

Anónimo dijo...

Hola primo!!
Pues a ver cuando te preparan un viaje y nos pegamos unas carreras por la Mitjana, que ahora en otoño está estupenda!
Lametazos!