Estoy malita

Hoy me han llevado a la Clínica Veterinaria. Me ha recibido Nieves muy alegremente, presagio de que lo que fuera, no me iba a gustar. Me iba a someter a una limpieza de boca, y para eso me tienen que anestesiar totalmente.

Anabel me ha subido a la mesa de observación para que Nieves me viera mejor. De repente, ha cogido una maquinilla de afeitar y me ha depilado una pequeña parte la pata delantera derecha; entonces, con la jeringuilla en la mano se ha ido acercando hasta clavármela para inyectarme la anestesia.

Me he puesto muy nerviosa y he empezado a llorar abrazada a Anabel, así que decidieron acabar con la tortura y me volvieron a dejar en el suelo. Allí nos quedamos las dos solas, Anabel y yo, esperando a que me hiciera efecto la anestesia. Voy notando sus "virtudes" poco a poco; primero me siento, luego me tumbo y me doy cuenta que estoy perdiendo fuerzas. Finalmente me dejo caer y apoyo mi cabeza en el suelo.

Cuando Anabel se ha ido, tenía ganas de levantarme e irme con ella pero no podía, intenté incorporarme pero las patas me traicionaron, resbalaron y me caí al suelo. No recuerdo nada más.

Vino a buscarme al quirófano Carme, la otra veterinaria, para llevarme con Anabel. ¡Qué alegría verla de nuevo! Estaba tan cansada que no podía levantar la cola para demostrárselo, así que movía mi cola gacha de derecha a izquierda muy lentamente. Me han quitado 2 pequeños tumores benignos de las encías. No es grave y todo ha ido muy bien, así que: ¡Nos vamos a casa!

Como hoy ha sido un día especial y estoy un poco "traumatizada" por la operación y la anestesia, me han dejado echarme la siesta en el sofá, pero creo que nunca más me lo van a permitir porque se me ha escapado un poco el pis en la manta...

Hoy ha sido un día muy duro.